TPN°1: Comunicación y transformaciones socioculturales en el siglo XXI y su enseñanza en el Ciclo Superior
El siglo xxi se
encuentra atravesado por transformaciones sustentadas en una revolución
tecnológica que configura nuevas maneras de ser y estar en el mundo al impactar
sobre las estructuras sociales, políticas, económicas, culturales e ideológicas
vigentes durante más de dos siglos. Las viejas estructuras de comprensión del
mundo se encuentran en crisis dada su incapacidad para producir respuestas. Ya
no es posible entender el funcionamiento económico únicamente a partir del
modelo capitalista industrial avanzado, los comportamientos culturales desde el
prisma de la racionalidad instrumental moderna, o analizar las conductas
sociales desde un modelo único de sujetos con identidades fijas e invariables
en tiempo y espacio. La
Escuela Secundaria Orientada en Comunicación se enmarca en el
estudio de los procesos de construcción de sentido que se vinculan con las
prácticas culturales que forman parte del entramado social. Por lo tanto, se
requiere de un espacio pedagógico que sin perder especificidad en el campo
comunicacional, analice las categorías que dan cuenta de la profunda
transformación del escenario actual desde donde se produce sentido. El
escenario actual puede caracterizarse mediante la consideración de tres ejes
directrices ordenadores de la vida de los sujetos y que configuran los
distintos modos de entender el mundo y habitar en él: el espacio/tiempo
entendido de modo unívoco y lineal en el proyecto de la modernidad y que hoy
estalla en multitemporalidades, lo cual acarrea profundas modificaciones en los
hábitos perceptivos de los estudiantes; la diferenciación entre lo público y lo
privado, las transformaciones en la noción de Estado, Nación y territorio con
los consiguientes procesos de desterritorialización y reterritorialización; las
dimensiones alrededor de las cuales se estructuró la identidad moderna nómada y
estable cuyo desplazamiento obliga a pensar en subjetividades también
múltiples, relativas y flexibles. La complejidad de lo anteriormente descrito
requiere un abordaje sistemático de ordenamiento, comprensión y análisis que
vincule hechos que en apariencia se encuentran aislados e inconexos. Aquí
reside la necesidad de incluir Comunicación y transformaciones socioculturales
en el siglo XXI como una materia donde los jóvenes encuentren un espacio de
conocimiento y debate acerca de la realidad que los circunda, realidad que más
allá de ser protagonizada requiere de una visión de conjunto teóricamente
sustentada y sólidamente argumentada. Se trata de unificar las piezas dispersas
de la realidad para delinear un modelo de análisis del mundo contemporáneo que
brinde la posibilidad de adentrarse en la experiencia de reflexionar acerca de
las prácticas sociales. Max Weber afirmaba que toda época tiene una visión de
la vida y el universo, visión denominada “marco cultural.” Dado que el mismo
adquiere en la actualidad características distintas al marco cultural de la Modernidad , el mismo
requiere un recorrido pedagógico que funcione como fundamento de la Escuela Orientada
en Comunicación. El siglo xxi se encuentra atravesado por un paradigma cultural
diferente al que dominó durante más de doscientos años.
Entre las múltiples
denominaciones atribuidas a este paradigma, el más aceptado ha sido el de
Posmodernidad.1 Frente a la evidencia de la crisis de la razón emerge la
desconfianza producto de una instrumentalización que no trajo consigo los
beneficios de progreso humano prometidos, siendo la razón desplazada hasta su
sustitución por el impulso del deseo , y en ese cambio el protagonismo del
sujeto de la razón propio del proyecto de la modernidad es relevado por las
diferentes subjetividades posmodernas difíciles de encasillar, caracterizadas
por la búsqueda permanente de la identidad mediante prácticas sociales
eclécticas y legitimadas desde lugares que se relacionan con otras dimensiones
de la cultura humana diferentes a aquellas relacionadas con el paradigma del
racionalismo propio de la modernidad. Sobre los cimientos de la razón el hombre
había construido el edificio de su organización social, siendo las
instituciones normativas y disciplinarias la forma elegida para darle cohesión,
control y sentido. En al actualidad esas instituciones se desvanecen, las
normas se diluyen y el deseo libera al sujeto a su propio designio, a la libre
satisfacción , impulso que rompe con la concepción del tiempo; de esta manera,
la utopía por el futuro es sustituida por el disfrute de un presente perpetuo.
Entre aquellas instituciones, el Estado como construcción central de la
modernidad se ve cuestionado y su decimonónico contrincante, el mercado, avanza
sobre el terreno en disputa. Las fuerzas económicas se liberan de toda
sujeción y los sujetos sociales ven mutar su categoría de ciudadano y
trabajador a consumidor ocioso, buscando en este nuevo rol aquella satisfacción
antes negada, liberados ahora a la búsqueda permanente de sus referentes. Así,
el viejo hombre prometeico de la modernidad que aspiraba a ser dios se transforma
en los actuales hombres y mujeres dionisíacos que persiguen el disfrute y el
placer por sobre otra motivación. Se trata de una cultura posmoderna
flexible, de verdades relativas donde los grandes metarrelatos pierden su
capacidad aglutinante y dejan paso a breves juegos del lenguaje igualmente
válidos, posibles, coexistentes, consensuales. Una sociedad que se vuelve
diversa, tolerante, fragmentada, fluida, rápida, en la que impulsado por la
transformación tecnológica el espacio se ve sometido por el tiempo, y el tiempo
reducido a lo fugaz, presente perpetuo, instante eterno, una cultura de la
superficie, desde donde se puede entrar y salir sin trabas, sin dolor, una
era de deslizamientos, suave, expresiva, de identidades cambiantes donde la
permanencia adquiere valor negativo.
Nuevos tiempos donde
la cultura de la palabra escrita deja paso a la imagen, donde la persuasión es
sustituida por el sutil encanto de la seducción, una cultura de medios de
comunicación sin límites espaciales, de innovación permanente, de creatividad,
de nuevas tecnologías que disparan nuevos lenguajes. La posmodernidad sirve de
sustento como lógica cultural a un nuevo modelo económico, a un nuevo formato
social y a un nuevo modo de ser sujeto. La sociedad actual se encuentra
marcada por el cambio del paradigma económico y una nueva fase del capitalismo.
El mismo ha recibido diversos títulos como el de posindustrial, acumulación
flexible, postfordista, informacional, inmaterial o cultural, cuyo objetivo
supremo es el de acrecentar ganancias utilizando para ello la emergencia de las
nuevas tecnologías de la comunicación y la información, y afirmándose en el
conocimiento y la innovación como factor fundamental para la generación de
riquezas. Un nuevo esquema económico cuya materia prima es la información y
su actividad central los servicios, desplazando a la producción industrial de
su sitial de privilegio, lo cual introduce la idea de la desmaterialización
de la producción y la penetración de lo comercial incluso en laintimidad, dando
origen a la definición de Capitalismo Cultural. En esa desmaterialización, los
signos reemplazan en valor a las cosas, la marca prevalece sobre el producto y
la comunicación en todas sus formas adquiere el sentido de una disciplina troncal
de nuestro tiempo, esta economía que vende símbolos y cuyo eje central son las
tecnologías de la comunicación y la información junto a los servicios
financieros. La nueva economía requiere de nuevos métodos de trabajo, flexibles
y desregulados, con el objetivo de potenciar la competitividad en pos de
optimizar los márgenes de ganancia, poniendo para ello a fluir libremente la
producción y la comercialización de bienes y servicios, sustentado en las
ventajas que brinda la revolución tecnológica. Estas nuevas formas de trabajo
también registran la aparición de un nuevo protagonista del siglo xxi, un actor
social que aunque mayoritario había sido mantenido en las sombras de una
cultura que le reservaba un rol menor: la mujer, factor central en un siglo que
se anuncia femenino. Si el marco cultural se modifica y el modelo de
acumulación de riquezas se transforma, la composición de la sociedad muta
disolviéndose la vieja estructura piramidal, erigiéndose en su lugar una
sociedad dual compuesta de integrados y sumergidos, elites articuladas y masas
fragmentadas, incluidos y excluidos, conectados y desconectados, territoriales
y extraterritoriales. Una sociedad reticular y urbana, espacio para las más
diversas expresiones de la creatividad y la autonomía personal y una violencia
sin objetivo inserta en el espíritu de precariedad y riesgo que la recorre,
insegura e incierta donde todo es posible. No es posible eludir el fenómeno de
cambio que afecta a lo que la modernidad llamó su célula básica: la familia. La
mujer en el centro de una verdadera revolución personal que arrasa con el
patriarcado, ese monumento cultural a la sociedad disciplinaria del capitalismo
industrial, cursando una redefinición de los pactos económicos intrafamiliares,
de los vínculos personales, que sumado a la extensión de los plazos vitales, al
imperativo por el disfrute y la realización personal sin postergaciones y las
nuevas definiciones de la sexualidad, dan forma a nuevos modelos familiares
múltiples y diversos. Es este nuevo escenario el que merece ser objeto de
análisis en la formación del estudiante de la Escuela Secundaria
orientada en Comunicación, dado que se considera que se trata de un escenario
en construcción y porque constituye el contexto situacional donde los jóvenes
anclan sus prácticas sociales, son investidas de sentido, y establecen nuevos
modos de construir conocimiento. Reflexionar acerca de la comunicación requiere
el reconocimiento de la cultura y la sociedad donde dichos procesos
comunicativos adquieren sentido. De esta manera la materia aborda la
problemática comunicacional tanto desde el plano social como cultural para
evitar la fragmentación del análisis y el reduccionismo tecnológico vinculado
al fenómeno mediático. En otras palabras, Comunicación y transformaciones
socioculturales en el siglo xxi aborda los fenómenos comunicacionales y sus
imbricaciones con el resto de las manifestaciones humanas. Para esto resulta
esencial que el campo comunicacional pueda ser leído a la luz de las
problemáticas del escenario actual. Esto no significa ejercer la determinación
de un campo sobre el otro, sino mediante la explicitación de los marcos de
referencia desde los cuáles es pensada la realidad para la construcción de un
conocimiento situado, histórico y crítico.
ACTIVIDAD 1
1- Lectura general del texto
2- Busca todo el vocabulario desconocido
3- Marca las ideas principales
4- Redacta un texto nuevo a partir de lo entendido que señale cuál es la importancia del estudio de una materia como CTS en la escuela secundaria.
ACTIVIDAD 2: Responder
1- ¿Qué es el marco cultural?
2- Explica cómo el deseo desplaza a la razón y cómo este hecho transformó a la sociedad
3- ¿Cómo influye en el individuo la transformación tecnológica?
4- ¿Cómo se encuentra macada la sociedad actual a partir del cambio de paradigma económico?
5- ¿A qué se llama desmaterizalización de la producción?
6- ¿Cómo y por qué aparece la mujer como un factor central en este siglo? ¿Qué tipo de cambios produjo esto en la estructura de la familia?
7- ¿Por qué es importante reflexionar sobre los cambios y transformaciones de la sociedad actual?
8- ¿Cuál es la diferencia entre la estructura piramidal y la Dual en la composición de la sociedad?
9- ¿Qué significa que "la permanencia adquiere valor negativo"?
10- Explica la siguiente afirmación en relación con lo leído: "la utopía por el futuro es sustituída por el disfrute de un presente perpetuo"
Comentarios
Publicar un comentario